España da por hecha la venta de cinco corbetas a Arabia Saudí tras la visita del Rey
El Gobierno español da por hecha la venta de cinco corbetas a Arabia Saudí por más de 2.000 millones de euros tras la visita que este lunes ha concluido a Riad Felipe VI. La presencia del Rey “ha sido clave” para culminar la mayor exportación de la historia de la industria militar española, ha dicho el presidente del astillero público Navantia, José Manuel Revuelta. En realidad, la operación no está aún cerrada. Todo estaba preparado para escenificar la firma, pero el ministro de Defensa y hombre fuerte del régimen, Mohamed Bin Salman, hijo del Rey, no ha dado señales de vida durante la visita. Ni al régimen saudí, que lleva con discreción sus compras militares, ni a la Casa del Rey, que no quería ligar el viaje de Felipe VI con ese contrato, les entusiasmaba la foto. Habrá que esperar a que Riad remita una carta aceptando la oferta que Navantia hizo en noviembre de 2015. Será “pronto”, aseguran fuentes gubernamentales, con el carácter relativo que esa palabra tiene en la cultura árabe.
Aún quedan por resolver algunos flecos, como la financiación. Los saudíes quieren que bancos españoles y europeos financien la operación, lo que es sorprendente en un país que siempre ha pagado a tocateja y un síntoma de sus crecientes problemas de liquidez. Aunque Arabia Saudí tiene reservas en divisas por más de 600.000 millones de dólares, la caída del precio del crudo le generó un déficit de casi el 15%, que quiere reducir drásticamente a costa de recortar subsidios e imponer por primera vez impuestos al consumo. Empresas españolas que trabajan en obras tan emblemáticas como el AVE a La Meca o el metro de Riad han sufrido en sus carnes retrasos en los cobros hasta hace poco impensables.
Navantia trabaja como si el contrato ya estuviera ganado, adelantando tareas y poniendo en pie una potente delegación en Arabia Saudí. No solo se trata de construir los buques, sino de mantenerlos, modernizar la base naval de Jubail, en el golfo Pérsico, e instruir a los futuros tripulantes. Una operación a largo plazo que supondrá poner el pie en una región que se está rearmando a marchas forzadas, ante la incertidumbre que plantea el giro político en la Casa Blanca y la rivalidad con Irán.
Los frutos de la visita de Felipe VI y de la renovada amistad entre las dos Familias Reales serán probablemente muy superiores a lo que puede apreciarse a corto plazo, según coinciden representantes de algunas de las 80 empresas españolas instaladas en este país. De momento, el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, ha anunciado que las autoridades saudíes ya han completado la ratificación del acuerdo al que se llegó en noviembre pasado sobre el AVE La Meca-Medina, por el que se concede una moratoria de 14 meses para completar la obra, hasta abril de 2018, y se aceptan sobrecostes por unos 140 millones, escasos a juicio de las empresas implicadas. En todo caso, aún falta modificar los contratos y concretar detalles técnicos. En las conversaciones con las autoridades saudíes ha participado el nuevo presidente del consorcio que agrupa a las firmas españolas, Jorge Segrelles.
En su discurso en la Cámara de Comercio de Riad, en presencia de una treintena de empresarios de cada país, Felipe VI se ha mostrado convencido de que el llamado AVE del desierto “será finalizado con éxito y servirá de exponente de la mejor tecnología mundial”. Además, ha subrayado que las compañías españolas son punteras en sectores que el plan Vision 2030, aprobado en abril pasado, fija como prioritarios para reducir la dependencia de la economía saudí del petróleo, como las energías renovables, ferrocarriles, carreteras, refinerías, depuradoras, ingeniería y consultoría o educación.
Riad quiere imponer a las firmas extranjeras la “saudización” de sus plantillas, lo que tropieza con la falta de mano de obra nativa cualificada. El país tiene la población más joven del mundo árabe, con un 70% de sus habitantes menores de 30 años y un índice de paro juvenil supera el 30%, según el informe “Arabia Saudí, un gigante con pies de petróleo” que acaba de publicar la Fundación Alternativas. Pero el régimen ha dejado tradicionalmente la educación en manos de clérigos integristas lo que, unido a una población acostumbrada a vivir de las rentas del petróleo, hace que la mayoría de los jóvenes, salvo los becados en universidades extranjeras, carezcan de las mínimas capacidades para integrarse en el mercado de trabajo y abre la puerta a su radicalización.
Uno de los proyectos pioneros es el de Mongragon Wintec, que desde 2013 ha puesto en marcha cuatro escuelas de Formación Profesional de excelencia en las que se instruyen un millar de alumnos, “hombres y mujeres”, como ha subrayado el Rey. Eso sí, los 800 varones y las 200 mujeres estudian en centros separados.